El fin de las ideologías. Nuestros lentes se rompen
Bajo la perspectiva de la conciencia ecológica, la habitual
geometría política de izquierda y derecha desaparece para ser reemplazada por
una sola disyuntiva. No hay más que políticas por la vida y política para su
destrucción, políticas para la muerte.
Víctor Manuel Toledo Mazur, Secretario de SEMARNAT
Ese día despertó con miedo, la noche anterior su partido político
había perdido las elecciones de una manera contundente, aplastante, demoledora;
pero no era solamente eso, su Universidad había perdido aquel espíritu
universitario preñado de valores sociales. En todas las discusiones de la
semana pasada, sus hijos solo se interesaban por ellos mismos y tenían otros
valores diferentes que él no entendía. Para terminar, en la semana se dieron
los tétricos datos de que los feligreses de su religión la estaban abandonando por
otras sectas nuevas que ofrecían una vida plena y feliz y, que la sistemática
destrucción del planeta culminaría en treinta años con una apocalíptica crisis
ambiental que arrasaría nuestra especie. ¿Qué estaba pasando?
Tenía miedo de abrir la ventana que le mostraba todas las
mañanas aquella maravillosa panorámica de la ciudad, porque ante sus ojos
seguramente aparecería un paisaje desolado, con solo tétricos esqueletos de
edificios derruidos y lamentos dolorosos por doquier.
Se levantó lentamente, casi con miedo y caminó a la ventana
donde seguramente estaban las ruinas humeantes de su pasado. No fue así, al
correr la cortina la luz entró en tropel hasta alcanzar todos los rincones de
la habitación y esfumar las sombras nocturnas. Afuera los pájaros cantaban
alegremente como ayer, se abrían las flores en el jardín con suaves aromas como
ayer y los niños jugaban ajenos a su tragedia ¿cómo es posible que el mundo
siga insolentemente imperturbable?
Entonces se dio cuenta que la realidad es aplastante y que
sus viejas ideologías y mapas mentales ya no le servirían para ver el mundo como
es. Además, ninguna ideología podía sujetar la caótica realidad que se tragaba
el pasado como un hambriento agujero negro, ni siquiera podría calificarla como
buena o mala.
Este ciudadano no ha sido el único que se ha sentido
desvalido al ver derrumbarse sus creencias fundamentales.
La posmodernidad, Nueva Era montada en la tecnología
digital, aceleró al mundo y las decisiones ahora deben tomarse al instante, porque
cambia vertiginosamente al mundo sacrificando las estructuras pesadas y
obsoletas que son un lastre. Así, las ideologías han visto desaparecer sus asideros
y ya no funcionan como sistemas de ideas en un mundo basado en unos cuantos
principios diferentes para cada grupo de interés. Al acotarse sus límites las
ideologías se desnaturalizan y dejan de tener validez para los ciudadanos, al
tiempo que los partidos y los políticos son desconocidos entre sí porque hacen alianzas denigrantes, más allá de los principios postulados.
Cuando el profesor Daniel Bell de la Universidad de Harvard
publicó The End of Ideology (1960) preconizó que las ideologías estaban agotándose.
La ideología en el pasado inmediato, como pensamiento estratégico efectivo fue
un instrumento utilizado para reafirmar el mensaje de supremacía de unos grupos
frente a los otros con los mismos intereses. La palabra antes tenía el valor
del compromiso.
El nacimiento de la ideología como “estudio de las ideas”
fue perdiendo su vena filosófica original teorizada por Cabanis, Destutt de
Tracy y sus colegas, que después con Marx toma el status de sistema de ideas,
de representaciones, que domina el espíritu de un hombre o un grupo social, y
es entonces que en manos de grupos pragmáticos se utiliza como instrumento de
integración, relación, coherencia y control de sus seguidores, ya fueran
políticos, religiosos, deportivos o hasta educativos, dado que la ideología
representa la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales
de existencia como diría Louis Althusser.
Aleksandr Solschenitzyn en 1974 dijo que el mayor defecto de
la democracia occidental es su falta de una base ética, que los partidos y las
clases sociales se lanzan a pelear en un conflicto de intereses y nada más que
intereses y que la democracia occidental está viviendo una gran decadencia.
Entrando en materia, la ideología, como un sistema de ideas
que controlan el pensamiento y cómo se percibe la realidad, está firmemente
enraizada en la psique, en la conciencia social y psicológica de los sujetos y
libera las emociones como un sistema de autoprotección instintivo, semejante,
pero de más bajo nivel que los instintos de supervivencia y reproducción.
La ideología en cuanto a estructura, en primer lugar, es un
discurso que tiene coherencia, está bien armado, tiene consonancia lógica de
tal manera que lo que dice suena aceptable.
El contenido del mensaje ideológico tiene valores vigentes y
los explica como su fundamento de tal forma que sus premisas o juicios son en
parte o totalmente verdaderos y aparenta que dice la verdad. La ideología se
refiere a la realidad, habla sobre cosas que vemos y conocemos, re-presenta la
realidad aunque sus argumentos sean falsos, parciales o deformados, para mostrarnos la realidad de una forma que sea aceptable.
Respecto a su Mensaje, está elaborado con claridad, no
confunde, tiene simpleza, es sencillo, explica, nos dice el porqué y el para
qué, no solamente el qué y el cómo. De esta forma Orienta y muestra nuevos
rumbos. Visto así, cada persona tiene sus propios lentes con
diferentes aumentos, precisión, colores, tonos y matices, que en un primer
momento filtran la realidad con una conciencia perceptual, y ésta aún será
procesada en un segundo nivel por una conciencia racional deformada por el
propio sistema de ideas para actuar en consecuencia.
Vista así, los atributos de la Ideología la caracterizan
como esencialista, hermética, teleológica, proselitista, de exigencia
conductual obligada, de conformidad (de acuerdo siempre y donde sea) nominalista (con terminología propia que para todos significa lo mismo), dogmática (se cumple como un acto de fe), es absoluta (no admite ninguna otra
explicación o pensamiento) y es inmanentista, autopensada como fuente de verdad
(González Alanís, Ariel. com. pers.)
Tener una ideología, política, religiosa, deportiva o
educativa, siempre será una limitante para ver objetivamente este mundo
cambiante y sus múltiples órdenes alternativos, solo nos dejará ver una
dimensión de él, la parte que esta mentalidad ha seleccionado para sobrevivir
parasitando la mente de la persona, y rechazará, e incluso podrá agredir a quienes
piensen diferente, porque son amenazantes y peligrosos para la propia visión.
¿Qué hacer? La Nueva Realidad camina hacia un Nuevo
Humanismo, el desarrollo de una conciencia y una Cultura Ambiental, sacar a la
luz a los Grupos Marginados anteriormente, el logro de una mejor Calidad de Vida
para todos los ciudadanos (así, con mayúsculas), y la lucha denodada
contra la corrupción y la impunidad, entre otros antivalores.
La mejor manera de encarar la dinámica pos-moderna de las
nuevas realidades y escapar de la esclavitud de las ideologías, solo deja el
espacio de integrar nuestro comportamiento a Principios básicos como la Bondad
y la Justicia, como epítome, clímax, y fin último del desarrollo moral autónomo
de las personas, que surgen de acuerdo a las investigaciones axiológicas
realizadas. Solo eso, ser buenos y justos en todas nuestras acciones.
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